La utilidad del Enfado

19.04.2019

La emoción del enfado es una de las más difíciles de gestionar. En este artículo analizaremos su función biológica e intentaremos arrojar luz sobre cuestiones como la manera de utilizarlo y las creencias que lo rodean. 

Los mitos sobre esta emoción son múltiples: hay personas que piensan que si se enfadan dejarán de ser buenas, aceptadas, queridas o incluso menos espirituales. Otras por el contrario, se enfadan constantemente con la idea de que así serán más fuertes y válidas

En primer lugar cabe indicar que para la psicología Gestalt el enfado pertenece a una de las 6 emociones básicas del ser humano, junto con la alegría, la tristeza, el asco, el miedo y el amor. Al igual que las otras cinco, el enfado tiene una función de relación con el medio y es estrictamente necesaria para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. Por eso validar esta emoción y gestionarla es fundamental para entender la salud de cualquier individuo.

¨Hay personas que piensan que si se enfadan
dejarán de ser buenas o que no las aceptarán.
Otras, por el contrario,
se enfadan constantemente
para sentirse fuertes¨

¿Qué funciones tiene la rabia?

Esta emoción nos sirve en primer lugar para poner límites entre nosotr@s y una situación hostil que nos agrede. De la misma manera que la rosa tiene espinas y el erizo púas, el ser humano cuenta naturalmente con la defensa emocional del enfado y la ira. A través de esta emoción tomamos conciencia de lo que es dañino para nuestro organismo y psique.

En segundo lugar el enfado nos energetiza y desde ese empoderamiento físico y psicológico podemos dar diversas respuestas operativas para cambiar situaciones.

Esta emoción, en su función saludable, suele durar un tiempo determinado:  el tiempo suficiente para activar al organismo, actuar sobre el medio y volver a la situación de reposo. Cuando cerrar el asunto pendiente por la rabia no es posible, el organismo saludable podrá sostenerlo hasta encontrar la salida operativa y sin que por ello esta emoción interrumpa el resto del funcionamiento global.

Sin embargo hablamos de rabia no saludable, cuando esta emoción no pertenece al presente. Es decir, se trata de una reacción antigua,desmesurada y que responde a heridas infantiles no sanadas, resentimientos, mecanismos aprendidos u otras motivaciones como ideas de venganza, etc. 


Enfado y su enfoque Gestalt

En el amplio recorrido en el que consiste el proceso de crecimiento Gestalt, la gestión del enfado ocupa siempre una parcela importante. En la sesiones atenderemos a como la persona vivencia esta emoción, cómo la expresa, como la bloquea y también como se autoagrede con ella.

Además, observaremos si es consciente de sentirla, como la coloca en el cuerpo y que reacciones físicas le provoca. Dependiendo del carácter de la persona, uno de los trabajos en Gestalt será recolocar el enfado a través de progresivas tomas de conciencia y ensayos continuos.

Trataremos cuestiones como sus creencias sobre esta emoción y cuales no ha digerido correctamente. Revisaremos su autoconcepto en base a qué significa para ella el enfado. También pondremos la mirada en el autoapoyo para contactar con esa ira, poder expresarla de manera ajustada, utilizarla y sostenerse ante la respuesta del entorno.

Ante la premisa de observar el aquí y ahora, iremos discriminando si su enfado corresponde a una respuesta adaptativa orgánica del momento o se trata sin embargo de una reacción antigua que atiende a otras motivaciones tales como heridas infantiles no sanadas o resentimientos. Tendremos que traer del pasado aquella emoción en el entorno familiar y vivenciarla en el presente para poder hacernos cargo de ella desde los recursos y la conciencia actual, la del adulto en el presente. 


Terapia y Cambio

valentin.aguado.bne@gmail.com